Ahora te invitamos a cerrar los ojos nuevamente. Inspirar por la nariz, lenta y profundamente, y exhalar, bien despacio. Mientras tomás aire nuevamente, empezá a evocar una figura masculina que te haya cuidado en tu infancia. Exhalá el aire, bien despacio. ¿Quién es esta figura? Inhalá nuevamente, mientras pensás en qué lugares recordás haber sido cuidado/a por esa figura masculina. ¿Es ese lugar el hogar? ¿qué otros lugares asociás al cuidado de esta figura masculina? ¿qué olores, aromas, perfumes, asociás a ese cuidado? Inhalá lentamente, intentando volver a sentir esos olores. Exhalá lentamente el aire, mientras intentás rememorar qué sonidos asociás con el cuidado de esa figura masculina. ¿Recordás alguna melodía? ¿qué otras sensaciones te despiertan estos recuerdos? Retené unos segundos el aire de esta última inhalación y finalmente, exhalá despacio todo el aire de tus pulmones. Tomate un momento y abrí los ojos lentamente.